En el principio del tiempo del hombre
era el más indefenso de los seres, uno de los recursos que
lo convertido en dominador de las fuerzas naturales es: la inteligencia.
La mentalidad primitiva es uniforme;
las generaciones se suceden sin cambios; poseen algo de cultura,
pero esta inmovilizada y estratificada.
Se puede decir que el hombre primitivo
posee una cierta metafísica,
no en el sentido que elabore reflexiones sobre el ser, sino en el sentido de
que en su concepción, el mundo no es explicado sólo por lo físico, necesita
elementos de otra orden. Procede una energía universal que la captan algunos
individuos, como magos, los hechiceros, por medio de recursos secretos.
Otro rasgo de la mentalidad primitiva
es el animismo, es decir la tendencia a hacer intervenir a los espíritus en las funciones de
cuerpo y en la marcha de los fenómenos de la naturaleza.
La idea del animismo está relacionada con la concepción del espíritu, ésta con
el sentido religioso del primitivo. El hombre no es el único poseedor del
espíritu, también los encuentra en los fetiches, los manes, genios, espíritus
de las fuentes, rocas y
bosques, duendes y hadas, dioses superiores e inferiores que se reparten el universo.
El totemismo y los tabúes son rasgos
relacionados con lo religioso y tienen repercusión en la moralidad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario