Erasmo reflexionó sobre la importancia
de la educación, abrevando en una tradición cristiana en crisis -un
contemporáneo del holandés fue Lutero- para perfilar una enseñanza basada en el
amor y la pureza de las costumbres, como un modo de contrarrestar los efectos
de descomposición moral que afectaban a las instituciones religiosas de su
época.
La educación "liberal" -es decir, humanista- debía impartirse a los niños desde los primeros años de vida, aprovechando su enorme plasticidad y su prodigiosa memoria. Erasmo rechazaba el aprendizaje mecánico -confrontando con el sistema escolástico de la eterna repetición y la discusión tan enciclopédica como estéril-, propugnaba el juego como método para hacer más llevadero el largo y esforzado camino del aprendizaje y combatía la violencia educativa de aquellos maestros-preceptores que entendían que la letra entraba con sangre.
De "La temprana educación liberal de los niños" hemos seleccionado unos párrafos, donde Erasmo de Rotterdam recusa los castigos corporales en las escuelas. "Hoy en día -escribe en 1511- no vemos a hombre tan ruin, tan inútil, tan poca cosa que el vulgo no le atribuya suficiente aptitud para regentar una escuela." Un comentario más que lapidario de la pluma de un pensador radical en los albores de la modernidad.
La educación "liberal" -es decir, humanista- debía impartirse a los niños desde los primeros años de vida, aprovechando su enorme plasticidad y su prodigiosa memoria. Erasmo rechazaba el aprendizaje mecánico -confrontando con el sistema escolástico de la eterna repetición y la discusión tan enciclopédica como estéril-, propugnaba el juego como método para hacer más llevadero el largo y esforzado camino del aprendizaje y combatía la violencia educativa de aquellos maestros-preceptores que entendían que la letra entraba con sangre.
De "La temprana educación liberal de los niños" hemos seleccionado unos párrafos, donde Erasmo de Rotterdam recusa los castigos corporales en las escuelas. "Hoy en día -escribe en 1511- no vemos a hombre tan ruin, tan inútil, tan poca cosa que el vulgo no le atribuya suficiente aptitud para regentar una escuela." Un comentario más que lapidario de la pluma de un pensador radical en los albores de la modernidad.
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